buscando ilusiones

viernes, mayo 16, 2008

Chile 2. - Punta Arenas

Me despedí de los chicos a las mil de la mañana para ir a no dormir, e ir a dormir a las horas siguientes al autobús que me llevaba a la última ciudad del sur de Chile, Punta Arenas. Supuestamente una ciudad universitaria con mucho ambiente y gente joven, resulto ser una ciudad de poco ambiente (nada) y mucha gente joven pero apretujada toda en un solo lugar. Con la de bares que había y todo el mundo metido en dos sitios…
Lo más remarcable de la ciudad es la colina que tiene con unas vistas muy bonitas de la bahía, (que fui a ver con un chico ingles que conocí en el hostal y que había estado en los marines ingleses viajando por el mundo, en la guerra de las Malvinas y que ahora vivía en Australia), y también había un café shop muy bien decorado con ventanas que dan al puerto, la ciudad y la bahía, impresionantes, y con precios que harían temblar hasta los bolsillos de la gente londinense, y por ultimo pero no menos importante, la visita a la Isla Magdalena, o isla de los pingüinos.
Yo solo había visto pingüinos en mi vida un par de veces en el zoo. Nada que ver. La llegada a la isla se hace desde un ferry preparado para el caso, porque la isla, aparte de pingüinos y un faro, no tiene nada más. Pero es que de pingüinos tiene muchos, millones! Y de distintas especies, joder, decían que estaban a punto de emigrar o emigrando, menos mal! Si no, hubiéramos hecho la fiesta del pingüino! Porque cuando andan parece que bailan! Con su traje de etiqueta puesto y balanceándose cadenciosos al ritmo del viento que sopla! que eso si, soplaba un huevo!
La verdad es que molaba mucho verlos, son graciosos, simpáticos, bonitos, son coleguitas! Dan ganas de llevarte uno! Casi que te guiñan un ojo! Todos están al alcance de la mano, alrededor tuyo, no como en el zoo que están dentro del agua o a 500 metros y con cara de amargados. Y, al loro, viven en sus madrigueras en parejas! La isla está llena de agujeros que hacen para foll… poner huevos y criar a las crías! Son de los pocos animales monógamos que existen el mundo, porque están los pingüinos, y los huma…. ehmm, pingüinos!, que decía?, eso, que hay pocas especies monógamas.
La fiesta (nocturna) y los pingüinos los hice con otros dos buenos colegas que conocí en el hostal, también regenciado por una vieja, (joder con la jubilación chilena que activa que es). Eran de Israel y California. Colegas que mantuve hasta Buenos Aires donde coincidimos otra vez hace poco. Es gracioso esto de los viajes, es un poco como Gran Hermano. Llegas a la casa, no conoces a nadie, y dos semanas después dejas la casa con abrazos, lloros, promesas de hacer mil cosas, el teléfono, el email, los emails de todos los amigos suyos por si acaso el suyo no va ese día, y después de ese día, probablemente, no te vuelvas a ver nunca más. Como es la vida eh? Pero viajar solo esta de puta madre. No me va a temblar nunca más la mano en comprar un billete de viaje yo solo solito solo.

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