Llevaba unas semanas esperando al francés, este es un personaje que vivía con un amigo mío, compartían piso, yo como iba a visitar a mi amigo muy a menudo, poco a poco fuimos haciendo migas con el, nos fuimos llevando mejor, y cuando empezábamos a salir juntos por Londres, consiguió trabajo en Manchester y allí se piro, quedamos en que vendría y que yo iría de vez en cuando, y este finde al final vino.
Este es un fiestero como yo, con más kilómetros de barra de bar que pocholo. Me lo paso muy muy bien con el, criticamos Londres, hablamos mucho de España, que a el le encanta, vivió dos o tres años en España y ha sido una de las primeras veces que la he echado de menos, y que coño, si que es verdad que en España se vive muy bien, y el que diga que no, no sabe lo que dice…
Le recogí el viernes en victoria, llego tarde y me tuve que beber una pinta solo esperándole. El plan era llamar a unas amigas de el que estaban en ángel, unas australianas que el decía que eran mortales. Vamos a llamar. No lo cogen. Nos tomamos unas cervezas. Otra vez, nada. Vamos a ángel, dice el, yo pasaba, cuando no te lo cogen, será por algo... Nada, que vamos, ale, pues vamos, vamos poniéndonos al día de nuestras vidas en el metro, bebiendo cerveza, (estamos totalmente metidos en la cultura, jaja, los ingleses siempre va bebiendo en el metro de camino al púb de turno a seguir poniéndose tibios, a la mañana el metro esta hasta arriba de latas), llegamos allí, intentamos llamar otra vez, nada. Vámonos a un bar, digo, total, si te han dado plantón.
Vamos a uno, sin llevar chicas no se puede entrar. Odio Londres. Valientes hijos de su madre. Vamos a otro, no, demasiado lleno. Vamos al irlandés de turno, 5 libras la entrada. Hale. Menos da una piedra, allí, pasamos media noche, charlando, bailoteando intentando molestar alguna niña, o el francés echándose colonia en el baño, que cuando volvió, se había echado el tarro entero por lo menos.
Cuando quedaba poco para cerrar, empecé ha hablar con una chica que yo la daba por inglesa, pero no, de donde era? De Polonia, por supuesto. Esta lleno. Nos dijo otro sitio que tenia mejor pinta, y que cerraba tarde. Para allá.
Nos perdimos, y es que en Londres todas las malditas calles son iguales…. Íbamos andando por la calle y vimos a unas chicas con unas gafas muy particulares, sabéis como son ese tipo de gafas alargadas de montura negra, con cristales rectangulares? Pues todas las chicas francesas llevan las mismas gafas, yo que ya tenia la coña con el francés de las gafas de sus compatriotas, le dije, ves esas chicas que te apuestas que son francesas, y el, venga, déjame…. Vamos, hablamos con ellas, bingo!, jajaja, francesas!…. Nos recomendaron otro sitio de una guía que llevaban, pero teníamos que coger un taxi. Pillamos el taxi y a medio camino, un ingles abre la puerta y se mete dentro!, nosotros descojonados, y empezamos a hablar todos. Cuando nos bajamos el amigo no quiere compartir gastos. Nos bajamos sin pagar y el taxista empieza a protestar a grito pelado, le dijo que si el no paga, aquí no paga nadie, aprovechando la coyuntura de que se estaba formando una caravana curiosa por detrás y el taxista metiendo gritos el ingles acepto pagar la mitad, se la di y nos fuimos!
Seguimos andando y nos volvemos a perder. Encontramos un garito llamado 333, que es una movida para hacer tríos y demás que me contaron en alguna ocasión. Vamos sobrios, cansados y son las 3 o 4 de la mañana. Solución, vamonos a casa, que mañana será otro día. Nos salimos de la cola y viene un pavo a vendernos coca. Le decimos que no, y cuando me escucha hablar español, me habla el también diciéndome que es colombiano, nos ponemos a charlar y tal y nos cuenta que es vende para financiarse los estudios de fotografía, que el lo que quiere es vender un libro para ayudar a los niños de Colombia, que trabajar, venden droga y son utilizado para los negocios cuando deberían estar jugando. Después de mas de media hora de estar charlando, nos dice, me habéis caigo de puta madre, os voy a invitar a unas cervezas, en vista de que la noche no esta para tirar cohetes decidimos aceptar la propuesta y nos vamos a un banco a charlar bebiendo. A esto que en la planta baja del edificio de al lado están dando una fiesta y dice el colombiano, vamos a intentar entrar!, llamamos a la puerta y nos habla una tía de muy malos modos, que queréis! - y el colombiano (muy simpático) – nada, que nos gustaría entrar en la fiesta, hemos escuchado la música y tal… - y la tía con un cabreo mortal, (moviendo mucho la cabeza hacia los lados, como cuando se enfadan los negros) o te vas de aquí con tus amigos ahora mismo, o llamo a la policía, - con un cabreo mortal, y el colombiano que seguía insistiendo, y ella que mas gritaba y mas movía la cabeza. Tanto la movía que se pego un cabezazo mortal con el marco de la puerta! A lo que todos arrancamos con mil carcajadas!!! Buenísimo! Entonces llego un tío por detrás y le dice, cierra la puerta! Y se cierra. Nosotros decidimos irnos, para no causar más problemas y dice el colombiano, bueno, ya que estamos aquí, en las escaleras, vamos a meternos una raya, os invito. A mi que no me van las drogas, digo que no, que paso. Ni intención que tengo de probarlas. El colombiano empieza a prepararse el tema, cuando en ese momento, aparece el tío que cerro la puerta – No podéis estar aquí, os tenéis que ir. – No te preocupes, son solo dos minutos, le decimos. A lo que el tío empieza a sospechar, y se acerca despacito, hasta poner una sonrisita…le dice el colombiano - quieres? - y el tío…. Vale!. Jajaja, se le veía venir.
Nos vamos a la calle, y el tío quiere llevarnos a su casa, que tiene que coger mas coca para una “entrega” y nos va a enseñar el libro de marras.
Por el camino el tío decide para a un negro que iba con un blanco para venderles el tema. Solo se para el negro y el blanco se va a saludar a alguien. Se quedan charlando y nosotros escuchando, le vacilo diciéndole que se parece a Thiery Henry. Y se le parecía joder. Lleva un traje muy moderno. Vendrá de trabajar, los viernes todo el mundo bebe después del curro. A esto que un momento de la conversación el colombiano ya le esta soltando la chapa de el libro, y el negro se empieza a cachondear de el, el colombiano le intenta una llave de judo para tirarlo al suelo, pero no puede con el negro, no lo he dicho, pero el colombiano mide medio metro, y claro, no puede con el negro. El negro que le ve cabreado, se disculpa, jaja, que no es para tanto que estaba de broma, tal y y tal. Siguen charlando, y el colombiano sigue discutiendo con el, todavía sigue enrabietado, a esto que lo intenta otra vez pero esta vez lo pilla distraído, llevaba una cerveza en la mano, y ahora hay un metro, con una cerveza echando espuma que se esta saliendo toda y le apaga el cigarro que tenia en la misma mano, miro al francés, me mira, y nos descojonamos vivos de la situación bizarra de ver al negro con su traje y con cara de no entender nada, en el suelo, mirando al colombiano. Impagable. Se levanta y se va, protestando, cabreado, graznando.
Llegamos a su casa. Cuchitril. Por lo menos es más grande que mi habitación, pero teniendo en cuenta que vivo en una caja de zapatos tampoco tiene mucho merito. Se ponen estos dos a hablar del libro, tiene unas fotos muy feas, descoloridas, no se, me aburro, hablan de editoriales y poyadas. Me duermo en el sofá. Me despiertan, que nos vamos, tenemos que buscar otro taxi, el segundo de la noche. Paga Colombia que pa eso vende perico.
Llegamos al sitio, con tanta vuelta no tengo ni idea de donde estoy. Nos recoge un portugués. Saludos, y abrazos, vaya tela como va este, esta súper simpático el nuevo tío, muy delgado, muy buena gente. Llegamos a su piso, todo el piso es casi como mi habitación, enanísimo, una mesita, la cocina, y dos camas con un armario detrás, todo en una habitación, en cada cama hay un tío durmiendo. Una piba china en una silla esperando pacientemente, estaba bien, bien buena. Hacen el trato, el colombiano le da unas cuantas bolsitas de coca, el portugués las abre, las esparce por un espejito. Nos ofrece a nosotros, decimos que no, pero nos ofrece alcohol, ballantines a palo seco. Paso. El francés se mete unos chupitos. El tío despierta a los tíos de las camas se levantan, más portugueses. Se meten un tiro, y se vuelven a dormir. Lo flipo. Le paga. Le da un fajazo de billetes. Yo quiero vender coca. Y nos dice – vamonos a casa de mi amiga coreana, dos palabras nos pasan por el cerebro. No es china, es coreana. Y, nos la vamos a follar? Por que aparte de ser coreana esta un rato buena…
Llegamos a casa de la coreana. Es un piso tercero o cuarto. Nunca vas a pisos en Londres, siempre son casas, y en una noche ya llevo 3. Noche bizarra en todos los sentidos. La cocina es comunitaria y esta en el primer piso junto al cuarto de baño. Es de día. Llegamos allí, el portugués coge un espejo gigante de la pared y lo tira en la cama, coge unas cuatro o cinco bolsitas de coca, y lo pone todo junto, se pone a moverlo y a cortarlo, hace una ralla tan larga que le mide tranquilamente un metro, por eso ha cogido un espejo tan grande… increíble, nos ponemos todos a hacerle fotos a la súper ralla, jaja. Lleva la coreana, que en la otra casa ya demostró sus cualidades de buena aspiradora, y se lleva más de un cuarto, llega el portugués y la remata, matándola completamente el colombiano, increíble, y eso que son las siete u ocho de la mañana.
Ponen música, charlamos, la coreana es camarera en un club nocturno, y el portugués es cartero ¿?, el colombiano vive del cuento, y yo me estoy cagando. Me voy al servicio, y con la hora que es, tengo un hambre mortal, cuando salgo del baño, veo, el frigorífico, hay salchichas, huevos, y comida china, y que coño, esta todo el mundo durmiendo y estos drogados, y el francés no se va a chivar, así que a comer. Dejo el frigorífico tiritando y me subo arriba. Han cambiado la forma de los sofás…¿?, a mi me importa un huevo, tengo sueño y el estomago lleno, tengo que dormir. Los dejo de cháchara y me acurruco.
Me despierta la coreana, entra un sol mortal por la ventana. Donde estoy? No es Londres. Te tienes que ir, es de día, me dice, vamos, como si no lo fuera antes. Miro a mi derecha, en francés esta durmiendo en un sofá totalmente acostado el cabrón. Lo llego a saber y me acuesto yo también. Nos vamos a la calle. Nos dices que les hemos caído de puta madre, nos hemos conocido esta noche, hemos bebido cubatas, nos han querido invitar a droga un huevo de veces, nos han llevado en taxi por todo Londres, me dan de desayunar y un hueco pa dormir, y somos de puta madre. Me caen bien los yonkis. Quieren nuestro telefono, nos hacemos los locos con excusas tontas para no darselo. Tengo la tarjeta del libro del colombiano, se lo cree y no me lo pide mas. Hasta nunca.
Entramos en una panadería, hay más hambre. Pedimos unos croasant. Empieza dentro una música muy pegadiza. Empieza el francés a mover el culo de una forma muy cachonda, yo a bailar, bailamos todos, la gente en la panadería se descojona. Nos reímos, a muerte, pagamos, al metro, la gente nos despide.
Cogemos el metro, estabamos al este de Londres, a tomar por culo, uffff.
A dormir…